Comisiones Obreras de Andalucía | 24 diciembre 2025.

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    Análisis del año 2025

      Hay décadas en las que no pasa nada y semanas que parecen décadas, esto decía un filósofo, definitivamente estamos en las segundas. En este año, que termina, se aceleran los cambios geopolíticos, se intensifican los conflictos bélicos a nivel internacional con una guerra en Ucrania que dura casi cuatro años desde la invasión Rusa. Y un genocidio interminable para perpetuar la ocupación y colonización ilegal de Palestina por parte de Israel, donde hemos vivido en tiempo real el horror de un pueblo masacrado, al que hemos defendido desde CCOO, formando parte de ese movimiento de solidaridad internacional. Un genocidio que dejará cicatrices en la historia de la humanidad.

      17/12/2025.
      Silvia de la Torre García realiza un análisis de la situación actual.

      Silvia de la Torre García realiza un análisis de la situación actual.

      Estamos viviendo continuos ataques a la democracia, con riesgos más que tangibles para los sistemas democráticos que conocemos, donde la principal amenaza es la concentración obscena de riqueza y de poder en pocas manos, las manos de los más ricos que ya gobiernan países como EEUU. Defender la democracia hoy, pasa por confrontar esos proyectos políticos, ese tecno feudalismo, y hacerlo a través del reparto de la renta y la riqueza.

      La UE es una “bomba demográfica” a punto de explotar. Dentro sociedades envejecidas que tienen necesidades distintas y crecientes; y fuera una población joven que quiere trabajar. El debate sindical no está en inmigración sí o inmigración no, sino en cómo integramos a estas personas desde el punto de vista sindical, en hablar de la integración laboral, de la integración educativa de los hijos de personas inmigrantes, y de hacerlo de forma inclusiva y respetando su diversidad. Es importante combatir los bulos y los discursos de odio y de xenofobia, explicando claramente que la inmigración no es un problema, pero tampoco es la solución a todos nuestros problemas. Revisar esa visión utilitarista de los inmigrantes, que van a salvar la curva demográfica, las pensiones, la despoblación, etc. Y trabajar para garantizar los derechos de todas las personas: las que están por venir, para que emigren en condiciones de dignidad y de seguridad, para que cuando estén aquí cuenten con todos los derechos laborales, sociales y civiles y para que no sean utilizados por los empresarios sin escrúpulos, como una forma de competencia desleal entre trabajadores y para que no se den situaciones de exclusión social, de guetos sociales. Se trata en definitiva, de cómo integramos sindicalmente a quienes quieren venir aquí a construir futuro con nosotras.

      Hoy tenemos que defendernos de los ataques al corazón del Estado de Bienestar, como es la Sanidad Pública y la Educación Pública, donde asistimos a una carrera privatizadora por parte del gobierno andaluz, un deterioro consciente de lo público basado fundamentalmente en la falta de inversión y la gestión nefasta como el caso reciente de los cribados del cáncer de mama y las listas de espera en la Sanidad Pública que matan. Pero, además, con otras intenciones menos visibles, como es la segregación por clases sociales, ahondando en la desigualdad. Por ejemplo, en la educación superior, donde el ascensor social para la clase trabajadora está fallando, fruto de la proliferación de Universidades privadas “de pinta y colorea” (de dudosa calidad) que ofrecen másteres a los que pocos bolsillos pueden tener acceso, pero que marcarán una ventaja a la hora de acceder a determinados puestos de trabajo. En el resto de ámbitos educativos, este curso continúa con aulas saturadas, sin personal suficiente, donde las necesidades especiales siguen siendo la asignatura pendiente, con oposiciones que se han celebrado ninguneando a las personas que opositan y sin la estabilidad que necesita el sistema, y por supuesto con la continuidad de las externalizaciones y conciertos.

      Aún tenemos una pata del Estado de Bienestar que no se ha desarrollado de forma suficiente como es el sector de los cuidados. En Andalucía hemos salido a la calle a denunciar un Sistema de Dependencia con importantes carencias: listas de espera que incumplen los plazos legales, precariedad laboral, altos niveles de copago y donde actualmente faltan más de 8.700 plazas de residencias y centros de día para dar cobertura a personas con derecho ya reconocido.

      Somos exigentes con un Gobierno que pesa a la aritmética parlamentaria, ha revisado el SMI mejorando sustancialmente los salarios medios en nuestra provincia, ha favorecido la revalorización de las pensiones conforme al IPC en un contexto de fuerte inflación, ha mejorado los permisos de conciliación, y ha alcanzado un acuerdo en la Mesa General de Función Pública para actualizar los salarios de los y las empleadas públicas; pero que no ha conseguido tramitar la reducción de la jornada laboral, fruto de la alianza de las derechas y extremas derechas en nuestro país, que niegan y se oponen a cualquier avance o mejora para las trabajadoras y los trabajadores. Como niegan la violencia de género y cuestionan derechos de las mujeres, como el derecho al aborto.

      El país continúa con unos datos muy positivos de crecimiento en términos económicos, pero que no llegan a la economía real de las familias, que vemos como estamos perdiendo poder adquisitivo, debido al incremento en la cesta de la compra y en algunos consumos básicos, el fenómeno de la reduflacción. También por el aumento de precio de la vivienda, que sigue siendo primero un negocio para especular, más que un derecho. Y por último, la gente trabajadora cada vez destina más dinero a pagar lo que las administraciones públicas no le facilitan, en materia de sanidad, de cuidados y en educación.

      Desde el sindicato somos exigentes con todas las administraciones, pero también con un empresariado que se niega a avanzar, anclado en relaciones laborales arcaicas y que está lastrando el avance de nuestra provincia con un modelo basado en la contratación precaria, trabajos estacionales y bajos salarios, incluso en trabajos de cualificación alta. Dónde venimos denunciando que precariedad y siniestralidad van de la mano, porque en CCOO sabemos que el trabajo o es seguro o no es trabajo, es otra cosa.

      Dentro de la idea de caos que intentan vender algunos, la gente busca anclajes de seguridad y el discurso de la extrema derecha es facilón, pero no olvidemos que se oponen a cualquier avance de la clase trabajadora, que defienden un sistema que deteriora los espacios comunes, y vende humo como el espejismo del individuo autosuficiente. Y frente a todo ese ruido, CCOO somos un espacio seguro y somos un espacio común. Un espacio de vida donde construir comunidad, a partir de la escucha dialogada y por desplazamiento (proceso de escucha donde no sólo hay que desplazarse físicamente al centro de trabajo, sino mentalmente también, para reaprender).

      En el próximo año continuaremos con la disputa de la plusvalía, y en esa disputa social sobre el futuro que queremos, que es donde tenemos que centrar los esfuerzos, para construir alternativa y generar ese contrapoder social necesario para conquistar derechos laborales, sociales y políticos que mejoran la vida de la gente y que vienen a ensanchar nuestra democracia.

      Para seguir siendo esenciales en la configuración del futuro del mundo del trabajo, porque somos gente valiente y comprometida, que venimos de una estirpe de gigantes, Marcelino Camacho, Eduardo Saborido, Carmen Murillo…

      Porque fuimos somos y porque somos seremos, la vanguardia de los derechos de este país, la herramienta para que nuestra clase avance y se defienda.