Comisiones Obreras de Andalucía | 19 marzo 2024.

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    Los pioneros del Metal

    La historia de las Comisiones Obreras de Sevilla comienza con el esfuerzo pionero desempeñado por los metalúrgicos militantes del Partido Comunista desde la elecciones sindicales de 1963. El éxito obtenido en estos comicios permitió la actuación en la estructura del sindicato vertical, al conseguir ocupar una serie de cargos sindicales electos o representativos, y sobre todo la posibilidad de afianzar las reuniones semanales del ?Patio del Metal?, sito en la calle Morería nº 10, ya que el Sindicato Provincial del Metal estaba aislado de los 27 sindicatos provinciales restantes. La defensa activa de estas reuniones, siempre en peligro de ser prohibidas por la jerarquía verticalista, será inseparable de la divulgación del vocablo Comisión en cuanto objetivo organizador y seña de identidad. Muestra de esta capacidad organizativa es la impugnación del primer convenio siderometalúrgico por no hacer frente a la obtención de un salario digno ni a la elevada carestía de vida. Ante el calibre movilizador de la impugnación, la jerarquía verticalista será forzada a autorizar y presidir una asamblea masiva en Sindicatos el 11 de marzo de 1965 en la que al mismo tiempo se formaliza la Comisión de Enlaces y Obreros metalúrgicos. Comisión que en la lucha por conseguir una convenio provincial llama a un plante de una hora para el día 1 de abril en el que participan todos los metalúrgicos- incluida las grandes empresas con convenio propio- generándose una enorme corriente de solidaridad para con las pequeñas empresas y talleres. Habida cuenta de que el censo sindical de 1966 cifraba el total de trabajadores metalúrgicos en 23.170, respecto a los cuales las empresas mayores de 500 trabajadores eran un tercio del total, si bien representaban la concentración fabril más importante de la industria sevillana

    Los núcleos fundacionales de las Comisiones Obreras de Sevilla

    La entusiasta preparación de las elecciones sindicales de 1966, encabezada por la Comisión Metalúrgica hizo del Patio del Metal la tribuna y el máximo referente de la hornada militante que engrosa el nuevo movimiento obrero. Las dos militancias fundamentales siguen siendo las de filiación comunista (PCE) y la procedente de organizaciones obreras católicas. En junio de 1966, la Comisión Metalúrgica junto a la Comisión del Transporte y la Comisión de Industrias Químicas se encuentran coordinadas en la primera Intercomisión. A la que se agregarán los núcleos emergentes de las Comisiones de Panadería, del Textil y la Construcción que en vísperas de los comicios suscriben a finales de agosto el llamamiento electoral de las Comisiones Obreras de Sevilla.

    La primera fase electoral destinada a los centros de trabajo que tuvo lugar a finales de septiembre, registró una gran participación y una considerable renovación de los cargos de enlaces y vocales jurados. Según cifras oficiales los enlaces sindicales elegidos fueron 5.679 de los que el 70% eran nuevos, pero la gran renovación dejaba de ser tal a medida que se alejaba de la base laboral. Y en razón de lo cual, en la segunda fase relativa a la elección de los vocales de las Secciones Sociales de los Sindicatos provinciales respectivos apenas fueron removidos los titulares verticalistas de las mismas, salvo el resonante éxito obtenido por la Comisión Metalúrgica en la elección de la nueva Sección Social. Un éxito al que contribuyó bastante el impacto en este periodo de la lucha sostenida por los obreros despedidos de SACA al cierre de esta empresa.

    A comienzos de diciembre era proclamada la nueva Sección Social del Metal, encabezada por dos trabajadores de Hispano Aviación: Fernando Soto (presidente) y Eduardo Saborido (vicepresidente), que durante los siguientes meses sería descabezada por la represión y sus titulares, junto a otros vocales sociales, desposeídos de sus cargos. No obstante la conquista de la Sección Social del Metal será de aquí en adelante una conquista irreversible y revalidada en los dos comicios posteriores.

    Ilegalidad, Coordinación y Jornadas de Lucha

    A todo esto tras la denuncia y abstención ante el referéndum de la Ley Orgánica del Estado (14 de diciembre), finaliza la indefinición legal y la tolerancia represiva en que se había movido Comisiones Obreras. Desde comienzos de 1967 se suceden las sentencias condenatorias del Tribunal Supremo, por las que Comisiones Obreras pasa ser una asociación ilícita. A las detenciones y despidos de su militancia se unirá en adelante la desposesión de los cargos sindicales recién elegidos.

    Conforme a las directrices emanadas de la Primera Reunión General de Comisiones Obreras ?junio de 1967- cobra impulso la creación de las Comisiones Obreras Juveniles y la coordinación territorial que, en el caso de las Comisiones Obreras de Andalucía, tendrá su primera reunión en Sevilla capital el 9 de septiembre. Estas dos medidas redundan positivamente en la preparación de la jornada de lucha del 27 de octubre, cuya convocatoria fue precedida en Sevilla por el plante de varias horas en Transportes Urbanos, declarado éste en la madrugada del día 25 y finalizado a las 9 de la mañana.

    La conflictividad obrera que, a finales de 1967, había tenido dos exponentes en los metalúrgicos: Colchón Flex y CASA ( factoría de Tablada), además de una la huelga de taxistas en el mes de diciembre, disminuirá drásticamente en el primer semestre de 1968, debido a la suspensión por el Gobierno de la negociación colectiva. En ese marco destaca la celebración de la Primera Asamblea del Transporte , protagonizada principalmente por los obreros de RENFE en los talleres de San Jerónimo y Santa Justa, de Transportes Urbanos y del gremio del Taxi. La preparación intensiva de la jornada del 30 de abril y 1º de Mayo de 1968 por el conjunto de Comisiones Obreras y su proyección en los centros de trabajo se verá contrarrestada por el incremento de la represión gubernativa que incorpora las detenciones preventivas de militantes la noche antes. No obstante, esta jornada de lucha tendrá su escenario principal en la calle, con múltiples y aguerridas manifestaciones que ponen en jaque a la policía.

    En julio de 1968 estalla la huelga en la empresa metalúrgica Fasa-Renault, por rechazo a los servicios médicos de la empresa, siendo su detonante el estado preagónico de un compañero, y que finaliza con diez despidos. Le seguirá en el otoño las marchas lentas en Hispano Aviación frente a las deudas saláriales de esta empresa en declive, para finalizar en diciembre con el conflicto en la factoría textil Hytasa, provocado por una intoxicación alimentaria, y por la extensa lista de accidentes de trabajo que se cobra una nueva víctima mortal al morir un trabajador descabezado por una máquina. Todos estos hechos se desarrollan con una durísima represión patronal y policial.

    Entre tanto, en el mes de septiembre de 1968, la Primera Reunión Regional de Comisiones Agrícolas e Industriales de Andalucía sintoniza con los exponentes reivindicativos de San José de la Rinconada y Fuentes de Andalucía. A comienzos de septiembre el acuerdo asambleario adoptado por trescientos obreros agrícolas de San José de la Rinconada respecto al salario de 250 pesetas es duramente reprimido por la Guardia Civil, siendo un obrero herido de bala y otros catorce encarcelados. Por su parte, en el municipio de Fuentes de Andalucía lo que se demanda es la expropiación de la finca El Castillo de la Monclova, propiedad del duque del Infantado, con vistas a remediar el paro agrícola y la sangría de la emigración.

    Pero con el nuevo año, la espiral de la represión subirá de tono con el estado de excepción decretado el 24 de enero de 1969 durante tres meses. A las numerosas detenciones y encarcelamiento de activistas antifranquistas se unirá la deportación de varios de ellos a una serie de pequeños municipios de Andalucía. 1969 será también el año en que aparece el boletín Realidad editado por las Comisiones Obreras de Sevilla, con su primer número fechado en el mes de julio.

    De las grandes huelgas de 1970 al reflujo de 1971-1973

    Durante el primer semestre de 1970 tiene lugar el mayor movimiento huelguístico y el mayor de represión patronal y policial. Por orden de aparición, las primeras huelgas afectan a dos empresas metalúrgicas -el Astillero durante el mes de enero y Siderúrgica Sevillana a partir de febrero- y a continuación se desarrollan huelgas sectoriales: la huelga de Panadería y dos huelgas de la Construcción. La primera parcial en el mes de marzo, será la segunda huelga general en las dos primeras semanas del mes de junio que representa por su grado de organización y la acción de los piquetes el salto cualitativo del conjunto de este movimiento huelguístico, equiparable a lo que en los focos industriales más avanzados de España significa la nueva conflictividad obrera de los años 70, confrontada a una represión sangrienta de la lucha de masas, cuyo anticipo habían sido los tres obreros muertos a tiros de la policía en la huelga de la Construcción de Granada en el mes de julio.

    El estado de excepción decretado en diciembre de 1970 con seis meses de duración golpeó fuertemente a la militancia antifranquista. En ese contexto colocó el verticalismo la ?nueva? Ley Sindical y tendrán lugar las elecciones sindicales de 1971, en este caso destinadas a cubrir tan sólo el 50 por ciento de los cargos. Datos a tener en cuenta para entender la controversia planteada respecto a la participación o el boicot electoral, posición defendida por UGT así como la temática de la clandestinización de Comisiones Obreras.

    Los años de 1971-1973 son de colapso y retraimiento, en los que predomina la resistencia a los despidos y cierres de empresa, que despiertan la solidaridad y la politización del movimiento popular (estudiantes, comunidades cristianas de base y clero contestario). Anotándose, por consiguiente, un escaso eco de la movilización en los centros de trabajo ante el célebre Proceso 1001 (noviembre de 1973), pese a que -de los diez miembros de la Coordinadora Nacional encausados en el mismo- eran tres sevillanos: Fernando Soto, Eduardo Saborido y Francisco Acosta.

    La Coordinadora Nacional de CCOO, muy debilitada tras las duras caídas de los años 1970 y 1971 y la estrecha vigilancia a que eran sometidos sus miembros, tuvo serias dificultades para reunirse, a pesar de todo, se convocó para el 24 de junio en Pozuelo de Alarcón (Madrid). A la hora de salir, un impresionante despliegue policial alrededor del convento acabaría con la detención de los diez dirigentes de CCOO que allí se encontraban: Eduardo Saborido, Fernando Soto y Francisco Acosta (Sevilla), Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius, García Salves (Madrid), Juan Marcos Muñiz Zapico (Asturias), Luís Fernández Costilla (Valladolid), Miguel ángel Zamora (Zaragoza) y Pedro Santisteban (Vizcaya). Tres de los detenidos eran de Sevilla, lo que pone de manifiesto la importancia que el movimiento obrero sevillano tenía en esos momentos.

    Tras la detención y la apertura del expediente judicial, de inmediato se puso en marcha una campaña de información y protesta y en diciembre de 1972, la Coordinadora General lanzó un “Llamamiento” especial sobre el que ya empezaba a popularizarse como proceso “1001” por el número del sumario del TOP.

    “TRABAJADORES: frente a este proceso fascista nosotros la Comisiones Obreras, llamamos a toda la clase obrera, a los demócratas y revolucionarios de todo el mundo, a la opinión pública nacional e internacional a desarrollar un proceso de lucha que impida estas condenas; que demuestre a la oligarquía mas reaccionaria, a Franco y a sus secuaces, que en 1972 no se puede gobernar con un Régimen de Terror. […] Sólo sacando a nuestros compañeros de la cárcel golpearemos mortalmente al sindicato vertical, avanzaremos en la lucha por un sindicato democrático, de clase.”

    Durante el año y medio trascurrido desde la detención hasta el juicio, se realizaron múltiples acciones tendentes a sensibilizar a la opinión pública. Destacó la solidaridad activa de los sindicatos europeos (CGT francesa; CGIL, UIL, y CISL italianas; los laboristas ingleses, etc.) y las acciones, impulsadas fundamentalmente por el PCE, de importantes sectores de la sociedad española. El resultado fue una movilización sin precedentes en la historia reciente de nuestro país. Tras el juicio –celebrado del 20 al 23 de diciembre de 1973-, el 27 del mismo mes se hizo público el fallo: 162 años de cárcel. La solidaridad de la clase obrera española e internacional emprendió, de nuevo, una gran ofensiva presentando recursos, acciones de protesta nacionales e internacionales que tuvieron como resultado, tres años más tarde, la revisión ante el Tribunal Supremo en febrero de 1975, consiguiendo una reducción de las penas, por lo que los cuatro de ellos de menor condena salieron en libertad.

    Biografía de Eduardo Saborido

    Biografía de Fernando Soto

    Biografía de Francisco Acosta

    Recuperación, triunfo electoral y ofensiva huelguística

    El signo de la recuperación reivindicativa y de la huelga acontece, a partir de la nueva ordenanza siderometalúrgica, en las grandes empresas del Metal en otoño de 1974 (Fasa, ISA y CASA), seguida a principios de enero de 1975 por la huelga de Recalux, una subcontrata del Astillero. Al recobrado dinamismo del Metal se unirán los sectores emergentes de trabajadores de la banca, la sanidad y la enseñanza. Serán asimismo los mayores triunfadores de las candidaturas unitarias y democráticas de Comisiones Obreras en las elecciones sindicales de junio de 1975. Un triunfo coronado por con la conquista de las Uniones de Trabajadores y Técnicos (antiguas Secciones Sociales) respectivas, que se plasmará en la actuación y los pronunciamientos conjuntos y alternativos al sindicato vertical.

    Con el redoble de la represión amparada por el decreto antiterrorista y las cinco ejecuciones de septiembre de 1975, moría matando el viejo dictador (20 de noviembre), dando paso al franquismo sin Franco, y a su sucesor el príncipe Juan Carlos a título de rey. Inmediatamente después, la UTT del Metal lanza una jornada de lucha, el 5 de diciembre, contra la congelación salarial, por la amnistía y el sindicato obrero. Estos tres objetivos serán los destinados a encabezar la explosión reivindicativa generalizada durante el primer semestre de 1976, en el que las huelgas obreras de empresas y ramas, como la Construcción, junto a las manifestaciones masivas están en el primer plano de la actualidad. 1976 será también el año en el que la lucha por el convenio provincial metalúrgico organizada maravillosamente por la Comisión de los Cien alcanza su mayor nivel.

    Derribado el gobierno continuista de Arias-Fraga, Comisiones Obreras celebra -en la clandestinidad - la Asamblea de Barcelona (11 de julio), donde acuerda mayoritariamente el reforzamiento organizativo, previo a la sindicación. Ese mismo domingo 11 de julio tenía lugar en Sevilla la primera manifestación autorizada por la amnistía. Acto seguido, el 27 de septiembre la Coordinadora General decide abrir el proceso de afiliación a la Confederación Sindical de Comisiones Obreras. Proceso que ante la división sindical emergente se vinculará a la formación de la Coordinación de Organizaciones Sindicales (COS), integrada por Comisiones Obreras, USO y UGT. Esta unidad de acción se plasmará en la convocatoria de la jornada de lucha del 12 de noviembre, en contra de la congelación salarial, el paro y por la amnistía laboral y la libertad sindical, ensayo de huelga general, que significa un decidido pulso al gobierno reformista de Adolfo Suárez.

    Constitución de la Unión Provincial y legalidad sindical

    En el contexto del proceso constituyente de los sindicatos provinciales de rama, quedó constituida el 17 de enero de 1977 la Unión Provincial de las Comisiones Obreras de Sevilla. El acto celebrado en la sede de calle Alhóndiga ratificó los nombramientos del primer secretario general de la Unión, Francisco Acosta Orge, del secretario de Organización Pedro Andrés González García, y del secretario de Información y director de Realidad Juan Bosco Díaz-Urmeneta, y demás compañeros. Siendo desde ese instante el Consejo Provincial ?integrado inicialmente por un centenar de delegados- el máximo órgano de la Unión. Se acuerda el impulso de la afiliación -con el fin de rebasar la cifra de 4.000 entonces existente- y su ligazón a las reivindicaciones más sentidas en un clima de ilegalidad e incertidumbre. Precisamente una semana después tenía lugar el criminal atentado de la extrema derecha al despacho laboralista de Comisiones Obreras de Atocha (Madrid) que provoca la inmediata movilización de repulsa en Sevilla.

    El esfuerzo en el área rural cristaliza el 6 de febrero, fecha en la que se constituye el sindicato provincial de las Comisiones Obreras del Campo, cuya organización se extiende a buena parte de los municipios de la provincia. Al mes siguiente, consumada la ruptura de la unidad de acción representada por la COS a manos de UGT, una nueva jornada de lucha, esta vez a nivel estatal, será convocada por Comisiones Obrera y USO para el 15 de abril, frente a las recientes medidas económicas y laborales del gobierno de Adolfo Suárez, ya en vísperas de la legalización de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras.

    Al proclamarse a finales de abril el ansiado ¡Ya somos legales!, la cifra de la afiliación ascendía a 14. 650 trabajadores de los que 9.300 eran de Sevilla capital. A partir de ahí el auge de la afiliación fue impresionante, cifrada ya en el verano en las 50.000 personas, que llegaría a las 90.000 a comienzos de 1978. En aquellas fechas la Unión Provincial sumaba 23 sindicatos de rama constituidos, 6 Uniones Locales en marcha y 5 Secciones Territoriales abiertas en barrios obreros de la periferia de Sevilla capital. Además de contar con un local habilitado para albergar y potenciar las asambleas multitudinarias, además de las promovidas en los centros de trabajo, como fue el alquilado con ese fin exclusivo en la céntrica calle Calatrava de la capital sevillana.

    Así, pues, con el mayor entusiasmo militante por el sindicalismo de nuevo tipo, y con toda esa señalada capacidad de organización y movilización se fraguó el triunfo de las candidaturas de Comisiones Obreras de Sevilla en las primeras elecciones sindicales libres, celebradas en los primeros meses de 1978. Para dar paso, en la primavera de aquel año, a la celebración del I Congreso Provincial de las Comisiones Obreras de Sevilla, con el que llegaba a su culminación el proceso constituyente abierto desde el otoño de 1976.