Comisiones Obreras de Andalucía | 21 diciembre 2024.

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    Presupuestos 2025: cuando lo histórico no cambia la historia

      “Lamentablemente, el Gobierno andaluz ha optado por mantenerse en la senda continuista de anteponer sus propios intereses a los de la mayoría social, por muchos titulares que apunten en la dirección contraria”

      11/12/2024.
      Artículo de Nuria López Marín sobre los presupuestos en ElDiario.es

      Artículo de Nuria López Marín sobre los presupuestos en ElDiario.es

      Las políticas que marcan el devenir de Andalucía y en consecuencia la vida de los andaluces y las andaluzas se determinan en gran medida en los presupuestos que cada año aprueba el Gobierno de la comunidad andaluza. Los de 2025, históricos por su cuantía, podrían haber servido para mejorar la vida de los andaluces y andaluzas dando respuestas a los problemas que les afectan y les preocupan como pueden ser el empleo, los servicios públicos o la vivienda, entre otras cuestiones. Lamentablemente, el Gobierno andaluz ha optado por mantenerse en la senda continuista de anteponer sus propios intereses a los de la mayoría social, por muchos titulares que apunten en la dirección contraria.

      Prueba de ello es que en lugar de incrementar la capacidad fiscal y los ingresos, los presupuestos para 2025 mantienen como estructurales las seis rebajas fiscales efectuadas desde 2019 que suponen dejar de ingresar casi 900 millones al año, lo que va en detrimento de unos servicios públicos ya de por sí muy deteriorados a causa de las políticas privatizadoras que fomenta este Ejecutivo desde que llegó a la Junta de Andalucía. Su modus operandi, no por sencillo, deja de ser malévolo: debilitar y dejar morir lo público, que es garante de igualdad, infrafinanciándolo y reduciendo sus plantillas, al tiempo que incrementa la financiación a lo privado bajo el mantra falaz de dar un mejor servicio a la ciudadanía porque lo público se queda corto.

      Quizás si en lugar de quitar dinero de un lado para ponerlo en otro hubiese una apuesta real por la educación pública, por las universidades públicas, por la sanidad pública, por el sistema de atención a la dependencia, o por un parque público de viviendas, esa realidad que solo favorece a quienes más tienen sería muy diferente.

      Pero si hay algo aún más alarmante es que con 267 mujeres asesinadas en Andalucía desde 2003 a consecuencia de la violencia de género, diez de ellas en lo que va de año, estos presupuestos eliminen la perspectiva de género en sus políticas. Los datos demuestran que se están dando pasos atrás en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y no solamente por el negacionismo, sino también porque hay muchos gobiernos como el andaluz que lo favorecen quitando y recortando en medidas que han servido en otros momentos históricos para sensibilizar, crear conciencia y que estaban siendo la mejor vacuna, como la educación en igualdad.

      Lo más incoherente de todo es que al tiempo que recorta e infrafinancia lo público bajo su responsabilidad y competencias, echa balones fuera y culpa de todos los problemas de Andalucía o a la infrafinanciación del Gobierno español, o a la herencia recibida, sometiendo todo a una machacona comparación con 2018.

      Está claro que después de 6 años el Gobierno andaluz debe asumir ya su responsabilidad tanto en las decisiones políticas erróneas que ha adoptado, como en aquello que ha sido incapaz de resolver, como la falta de ejecución del presupuesto para 2023; o la falta de cumplimiento del compromiso firmado con CCOO, UGT y CEA en el Pacto para el Impulso Social y Económico de Andalucía hace más de año y medio.

      En definitiva, los presupuestos de 2025 siguen perpetuando un modelo que no apuesta por el futuro ante un Gobierno andaluz plegado a su política privatizadora que condena a los trabajadores y trabajadoras andaluces a seguir enfrentando los mismos problemas año tras año, mientras se pierden oportunidades y se quedan retos sin abordar como el cambio climático, la escasez hídrica, la falta de inversión en industria o el desarrollo rural.

      Un modelo que aumenta el lastre que hace que Andalucía siga en el vagón de cola de las comunidades autónomas en renta per cápita con 11.719 euros por habitante, solo por encima de Murcia y Extremadura; con un salario medio que dista en más de 8.200 euros con respecto al País Vasco; y donde casi 650.000 personas se encuentran en paro.

      Andalucía merece más que presupuestos históricos en cifras: necesita un gobierno que reescriba la historia con los servicios públicos, el empleo de calidad, la igualdad y los trabajadores y trabajadoras como verdaderos y verdaderas protagonistas.