Comisiones Obreras de Andalucía | 19 abril 2024.

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    La brecha salarial EXISTE

      Habrá quien diga que las mujeres y los hombres cobramos lo mismo y que la brecha no puede verse comparando dos nóminas. La realidad es que estas discriminaciones no se expresan muchas veces a las claras.

      03/03/2022.
      Patricia Laguna, secretaria de la Mujer de CCOO de Andalucía

      Patricia Laguna, secretaria de la Mujer de CCOO de Andalucía

      La igualdad formal es una realidad en la legislación española, pero la igualdad real o efectiva está lejos de serlo, especialmente en el ámbito laboral, el poder económico y político y la toma de decisiones; y la brecha salarial es su máxima expresión de desigualdad. Ante una ola reaccionaria que busca desacreditar estas realidades, negarlas y cancelarlas (no olvidemos que uno de cada cinco jóvenes niega la violencia machista), hay que redoblar los esfuerzos para denunciar realidades patentes de discriminación real que arrinconan al 50% de la población: las mujeres.

      La división sexual del trabajo asigna a las mujeres el rol de cuidadoras, responsabilizándolas esencialmente de la realización del trabajo doméstico y de cuidado, mayoritariamente no remunerado. Este patrón se repite en la elección de las ocupaciones: las mujeres se emplean en trabajos de escaso valor añadido directamente relacionados con los cuidados, comercio, servicio de limpieza, servicios personales.

      La segregación horizontal, la concentración de mujeres y/o hombres en unos determinados sectores de producción, estudios o empleos específicos... esto se demuestra en las estadísticas laborales, las mujeres siguen concentrándose en actividades y sectores caracterizados como femeninos con una menor valoración social y salarios más bajos. Esas actividades que durante el periodo de pandemia han sido denominadas esenciales y que, sin embargo, tienen condiciones laborales que no permiten en muchos de los casos la independencia económica de las mujeres, personal de limpieza, personal de ayuda a domicilio, personal de servicios personales.

      Este es un factor además que explica que las mujeres tiendan a ocupar, de forma voluntaria y, en la mayoría de las ocasiones, involuntaria, empleos parciales. Las mujeres ocupamos empleos parciales en un 25,6% de los casos en Andalucía.

      Trabajamos de forma remunerada menos horas porque cuidamos más que nuestros compañeros hombres. Cuidamos más porque sigue cayendo principalmente sobre nuestras espaldas el peso, físico, mental y emocional de las tareas del hogar, de las agendas de nuestros hijos y dependientes, del colegio… Esto es así porque, además de que aún queda mucho por lograr la igualdad en lo más cercano, en el hogar, además faltan políticas públicas de conciliación que permitan a las mujeres hacer emerger toda esa carga de los cuidados, y desarrollarse laboral y profesionalmente sin un sobrecoste económico para nosotras o sin tener que renunciar a oportunidades que nos igualan a nuestros compañeros. La maternidad perjudica el desarrollo profesional de las mujeres, existiendo una alta tasa de paro en las mujeres con 3 o más hijos.

      La parcialidad no es ni debe ser entendida jamás como una forma de conciliación. A la larga, al final de nuestra vida laboral, nuestras pensiones también serán más bajas: a menos cotización, menos pensión. De hecho, según datos de la Agencia Tributaria, en 2020, la mayor brecha de género se daba entre las mujeres de más de 65 años: las mujeres mayores de 65 años cobran un 41,29% menos que los hombres. Mientras que para las mujeres trabajadoras de entre 26 y 35 años, la brecha es del 16,37%.

      Aun así, habrá quien diga que las mujeres y los hombres cobramos lo mismo y que la brecha no puede verse comparando dos nóminas. La realidad es que estas discriminaciones no se expresan muchas veces a las claras: en el caso de la brecha, se expresa en complementos salariales ocultos que cobran los hombres como los de limpieza. Igual limpia una mujer que un hombre: pero la primera no cobra pluses y el segundo los cobra por peligrosidad, por manejo de maquinaria pesada…

      La brecha también se expresa en el tipo de trabajos que desempeñamos las mujeres: nos educan para el cuidado, para trabajar en silencio, en lo doméstico, en un segundo plano. Y estos son empleos generalmente peor pagados, peor valorados y con peores condiciones.

      Techo de cristal y suelo pegajosoAdemás, es difícil que una mujer llegue a puestos directivos. Parece que nada lo impide, pero esas barreras existen: se llaman suelo pegajoso y techo de cristal. Un suelo pegajoso llamado dificultad para conciliar. Llamado falta de corresponsabilidad en las tareas de cuidados. Se llama tener que elegir entre ser madre o tener una carrera profesional. Se llama tener que vencer multitud de micromachismos en lo social y en lo laboral que nos marcan, día a día, que todavía en 2022, el mundo se ha concebido para expulsarnos de lo público.

      Y mientras todo eso siga ocurriendo, seguirá existiendo la brecha salarial de género.

      No obstante, desde 2019, venimos observando que se reducen las distancias y el factor determinante es la mayor subida del SMI aprobada por el Gobierno central con los agentes económicos y sociales. Desde entonces, la brecha en Andalucía ha pasado del 25,34% de 2014 al 19,6% actual.

      Y es que la subida del SMI -lo hemos defendido siempre desde CCOO- es positiva principalmente para las personas trabajadoras con empleos peor pagados: las mujeres, son las que ocupan esos empleos. De hecho, casi el 52% de las mujeres asalariadas en nuestra tierra cobran por debajo del SMI. A ellas es a las que hay que proteger.

      Por eso, en el marco del Día Europeo por la Igualdad Salarial, CCOO reivindica medidas correctivas que protejan a las personas trabajadoras más vulnerables, como las mujeres. Reivindicamos la subida del salario mínimo de convenio, así como la aplicación de la nueva reforma laboral para estabilizar el empleo; llevar los planes de igualdad a las empresas para combatir las desigualdades desde la raíz; y valorizar las tareas de cuidados y mejorar en políticas públicas de conciliación y corresponsabilidad.

      [Artículo publicado en ElDiario.es]