Comisiones Obreras de Andalucía | 19 marzo 2024.

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    La creación de los polos de desarrollo de Huelva, a mediados de los años sesenta, propiciará la aparición de un proletariado industrial en cuyo seno comienzan a actuar grupos cristianos de base, fundamentalmente en los sectores que química, metal, construcción y minería. Los primeros militantes obreros crearán, a mediados de los sesenta, la Asociación Sindical de Trabajadores (AST) que, posteriormente, será el embrión de la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT). En torno a la AST, de extracción cristiana, los primeros militares obreros irán realizando algunos contactos, fundamentalmente, entre empresas del metal, de la química o de la construcción. Por otra parte, la presencia de militantes del PCE era en esta década muy testimonial y tan sólo mantenían algunos militantes dispersos en las minas o en algunas empresas del metal y, en todo caso, sin apenas actividad sindical y/o política.

    El predominio de los militantes cristianos de base entre el movimiento obrero onubense, en esta primera fase, es una de las características de esta provincia respecto al resto del movimiento obrero andaluz, donde la primacía del PCE fue incuestionable. Este hecho marcará la confrontación entre estos dos sectores por el modelo sindical de las Comisiones obreras e, incluso, la patrimonialización de las mismas. Así mientas los militantes del PCE señalan que fue en los primeros años de los setenta y, aún así, de forma muy embrionaria e inestable.

    Efectivamente, según los primeros, la adscripción al movimiento de las Comisiones Obreras se hizo a finales de los sesenta en una reunión de unos doscientos trabajadores y algunos intelectuales en los Pinos de Aljaraque. Esta reunión sería el punto inicial de arranque de un movimiento que se había iniciado sobre militantes cristianos como Juan Ceada, Antonio Barrero Avilés, Francisco Blas Feria, Manuel Alfonso Correa y algún que otro militante comunista. Sin embargo, los testimonios de otros dirigentes obreros vinculados al PCE, señalan que todaví8a en 1970, e incluso en 1971, en Huelva no "había nada de CCOO". Por ejemplo, Ramón Sánchez Silva, represaliado sevillano que se traslada a Huelva a finales de 1969 para salir de la espiral de detenciones que había sufrido anteriormente, manifiesta que "no había nada de Comisiones Obreras..." Por su parte, Venancio Cermeño, uno de los primeros dirigentes obreros de las minas, afirma que cuando él empozó a trabajar en Huelva en 1970 "no hay nada del PCE, ni de CCOO" y que en la primera Comisión Obrero que se crea por decisión propia ?aunque Antonio Romero fuese militante del PCE- y obedece más a la simpatía que les despertaba el movimiento de las Comisiones Obreras y también porque en esta empresa trabajaban mineros asturianos que habían sido represaliados en las huelgas de 1962. En esta misma línea, la propia Dirección General de Seguridad de Huelva sólo constata que a la altura de 1971 sólo se ha distribuido propaganda de "tendencia comunista" en las zonas minera y concretamente en Tharsis a través de Antonio Barrero Avilés que, a su vez ha realizado contactos clandestinos con otros trabajadores. Es evidente que las Comisiones Obreras a los ojos de las autoridades gubernativas no han desarrollado actividades públicas y de ahí quesos informes rastreen sólo la formación clandestina de Comisiones Obreras. En abril de 1971 la propia DGS señala que, según sus informes, están implicados en "la formación de comisiones obreras (sic) en esta capital Daniel Vivian Cano, Jesús Izquierdo Alonso, Juan Manuel Cuadri Arroyo, Julio Márquez Macías, José Medrano Escalante, Antonio López Luque y Agustín Fernández García".

    Todo parece indicar que estos dos sectores vivieron de espaldas durante estos años finales de los sesenta y comienzo de los setenta. Por ejemplo, el 1º de mayo de 1970 se convoca por militantes comunistas mediante un reparto de octavillas que había realizado en casa de unas monjas seglares y que se limitó a "un paseo por la acera" y "poco más", de un grupo reducido de militantes obreros, ante una fuerte presencia policial. La actividad comunista se constata desde comienzo de ese año como se refleja en el reparto de propaganda como "la Voz del Campo Andaluz", "Mundo Obrero" y "Horizonte", que aparece en enero de 1970 en la Plaza 12 de Octubre y que se había arrojado en las primeras horas de la mañana en los andenes de los autobuses urbanos, paso obligado para los trabajadores que prestaban sus servicios en la industria enclavadas en la carretera de la Punta del Sebo y la Rábida. Un año antes la policía recoge unas horas clandestinas y folletos sobre la Ley Sindical e impide su difusión. La misma policía, que no tiene constancia de la creación de las Comisiones Obreras, en nota al margen, duda de su autoría y escribe: "¿Comisiones Obreras?".

    En todo caso, el PCE toma la decisión de implantar su partido y las CCOO en 1971 a través de Alfredo Pérez González, cede la consideración de que en esta provincia todavía no habían empezado a funcionar las Comisiones Obreras. Previamente, a finales de 1968 éste mismo había montado una célula del PCE en Bollillos del Condado con Pepe Lagares, Manuel Maraver "El Ratón" y José Pérez, entro otros, para que empezaran a desarrollar las Comisiones Obreras. Sin embargo, éstas no se montarían hasta algunos años más tarde, ya que la actividad de estos militantes se circunscribió fundamentalmente a cuestiones partidarias. La conexión de Alfredo Pérez con Huelva la hará a través de otros militantes comunistas sevillanos represaliados, que ya estaban trabajando en Huelva, como Juan Velasco o Manuel Castillo Cobo. Juan a ello formarán la primera célula con Luís Martínez, Paco Orta "el del Kiosco", Mariano Satue, Juan Rosa, Nicolás Chaparro y algunos emigrantes retornados de Alemania. Desde 1972 el PCE se va extendiendo en distantes empresas onubenses y se van desarrollando también las propias Comisiones Obreras.

    Junto a Venancio Cermeño y a Antonio Romero, que habían iniciado su andadura en 1970, se unirán otros militantes significativos a partir de 1972 y 1973, como Juan Velasco Tellado (Celtiberia), Juan García, Valentín Corbillo (química) y Gálvez (Riogul), los hermanos Pepe y Paco Ramos (Dragados y Construcciones, Luis Martínez (Abengoa), Mariano Satue (Sanidad), Joaquín Arteaga, Manolo Ramírez y Viera (Sevilla de Electricidad), Juan Pablo Núñez Oliva (Astilleros) Manolo y Mercedes Boza (Sanidad), Pepe Quintero, Maria José Zafra (librera) Toñi Rifa y Juan A. Fernández -ambos psiquiatras-, Fernando Herrera (arquitecto), Manoli Grau, Portillo, Diego Ramírez y José A. Perea. Junto a ellos, el desarrollo de las Comisiones Obreras onubenses se deberá también al papel que jugaron otros represaliados sevillanos, además de los señalados anteriormente, como José Pérez Norte, Enrique Robles y, fundamentalmente, Manuel Vázquez, que se dedicó "en cuerpo y alma a las Comisiones Obreras".

    En el desarrollo de las Comisiones Obreras de Huelva también colaboraron algunos curas obrero como Manuel Martín de Vargas, párroco de la Iglesia Virgen del Rocío o Antonio Rioja Bolaño, así como algunas monjas seglares.

    Las diferencias políticas y sindicales de estos dos sectores marcarán sin duda, la propia trayectoria de las Comisiones Obreras onubenses desde el inicio. Los militantes cristianos de base criticaban el "revisionismo del PCE", así como su consideración de "movimiento de masas" aplicado a Comisiones Obreras. Por su parte, los militantes del PCE cuestionarían de los primeros su política "izquierdista, de fugas hacia delante" y su elitismo sindical. Por ello, la convivencia entre ambos fue difícil y escasa.